17 de febrero: Día Internacional del Juego responsable

Cuando escucho hablar del juego responsable no puedo evitar recordar el juego de los niños y como este no se veía limitado por horas sino hasta que llegaba la etapa escolar y empezaban las restricciones. Porque claro, ya empezabas a tener ‘cosas que hacer’ y el juego interfería en ellas. Esa sería una buena forma de explicar de qué manera el juego empieza a ser problemático en tu vida. Pero no solo se resume a eso, ya que de adulto juegas con piezas más grandes y no solo pones en riesgo tu educación sino también tu vida.

Muchas formas de juegos existen: maquinas de casino: poker, ruleta, black jack, loteria, maquinas de apuestas electrónicas, deportes de fantasia, apuestas de caballos de carrera, perros de carrera, entre otros.

Aquellas personas con problemas de apuestas pueden caer en la ilusión de control: es decir, creer que pueden influenciar en el resultado del juego al utilizar cierta máquina, elegir cierto número o realizar determinado ritual al jugar.

Los juegos en que ‘casi ganan’ (pero terminan perdiendo mucho más de lo que piensan) pueden causar un pico de adrenalina y excitación que invita al usuario a jugar nuevamente porque hay esta creencia de ESTAR CERCA DE GANAR.

Sin embargo en el pensamiento lógico ninguna jugada tiene relación con la anterior (pero esto no es algo que el usuario entienda en ese momento de adrenalina). Es bastante común la presencia de distorsiones cognitivas acerca de la oportunidad de ganar, el juego al azar, las habilidades. Siendo todos ellos poderosos motivadores para continuar apostando.

María del Pilar Chavez Ordoñez